El por qué de los autos deportivos (Primera parte)
Suelto la revista, levanto el teléfono. Como estoy sola, lo levanté considerando pasar a lo sumo 5 segundos al auricular, decir “ella no está” y seguir con mi revista, pero…
Alo…
“Barbara, decidí vender mi carro”
Reacción 1: No me dijo Mau, o Lindita, o Morenita… así que no es nadie del coro... pero reconoció mi voz de inmediato! grrrrrrrrrrrr
Reacción 2: Rayos! Es para mí!
Reacción 3: Quien me habla?
“Salvador”- dice mi interlocutor indignado- “No me escuchas?”
Fuerte y claro cariño… fuerte y claro.
Mi revista parecía estar más lejos que nunca, pero no quise ser amargada, y decidí escucharlo.
Por qué vas a vender tu carro?
Saben. Anoche mi hermana Claudia, mi novio Luís y yo Barbara, estábamos sentados hablando “Plepla” en la galería de mi casa (tres guapos contra el mosquiterío) Y yo mencioné algo que me preocupa… para qué un tiguere compra un carro deportivo, o al menos uno caro y veloz?
Salvador Neira es mi psicoloco. Más bien lo era, pues por la amistad que hemos entablado ya no sería ético que siga siendo su paciente. Tiene 33 años y se pasó 10 de ellos tratando de ahorrar para comprar un mustang (Hace 4 lo compró) Tenías que ver esa cara de felicidad. Casi no cabía en el mundo cuando estrenó ese carro. Lloro como un niño. Créanme, hasta yo cuando me siento al volante de ese automóvil me siento diferente. Entonces… que es lo que hace que el me llame alegre y feliz ¡desde Miami! Para decirme que va a vender su mas preciada propiedad?
Quizás la razón por la que el compró ese carro…
Por qué quieres venderlo?- silencio al otro lado del teléfono, para luego seguir con un...
“pues… ¿Cómo que por qué?”
-Ujum… por qué?
“Ya ese carro hizo por mi lo que iba a hacer”
Léase que a pesar de que el gasta una fortuna en actualizarlo cada año, ya no desea tener mas un deportivo. Ya el lo “usó” en lo que quería.
Les cuento que Salvador estuvo casado. Con una señorita inservible, en realidad me asquea recordarlo pero me alegra que sea solo un mal recuerdo. Ella le rompió el corazón y el sentía que había perdido la capacidad de enamorarse.... pero… el año pasado abandonó Santo Domingo y se fue a Miami detrás de unos ojitos azules. Volvió con el rabo entre las patas pues fue rechazado y se dedicó a seguir vivo… eso es lo que hacemos cuando perdemos al amor de nuestras vidas, nos dedicamos a seguir con vida. Pero esta navidad la ojitos azules se sintió sola y lo llamó. Lo demás no lo se, solo se que esta de vuelta en USA.
En fin… para qué necesitaba el deportivo?
Para lo mismo para lo que quiere venderlo ahora… Mujeres!
“Lo voy a vender, como símbolo de que mi vida de mujeriego finiquitó”
Suerte Salvador!
Y seguí leyendo mi revista…